Reducción de la jornada laboral a 40 horas implicaría un aumento del costo salarial por hora de 12,5%
Así lo señaló el economista de la Universidad Diego Portales, Juan Bravo, quien sostuvo que hay medidas que pueden amortiguar este impacto.
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El subsecretario del Trabajo, Giorgio Boccardo, insistió este jueves en que para el gobierno es de especial relevancia la opinión de los diversos actores laborales respecto al proyecto que busca reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales.
“Uno de los compromisos del gobierno es reducir la jornada laboral, para ello hemos diseñado un sistema de diálogos a partir de un mecanismo de audiencias, donde estamos recibiendo a distintas organizaciones de la sociedad civil, sindicales, gremios empresariales, centros de pensamientos, expertos, etc., con el objetivo de ir avanzando en el diseño de una reforma de 40 horas”, dijo la autoridad, quien participó en el conversatorio “Proyecto 40 Horas: ¿Qué necesitamos para que sea una realidad?” organizado por Pauta.
La actividad contó con la exposición de Juan Bravo, académico de la Universidad Diego Portales y director del Observatorio del Contexto Económico UDP, quien entregó diversos antecedentes respecto a las implicancias que podría traer consigo una medida de este tipo.
“Un proyecto como este tiene beneficios y costos. La discusión debe ser honesta, aquí no hay puros beneficios o puros costos, como a veces uno ve de lado y lado, tanto de los detractores como de los promotores”, comenzó señalando.
Respecto a los beneficios, el experto subrayó que la evidencia muestra que el mayor beneficio es que se reduce la fatiga, los errores, la accidentabilidad y cae el ausentismo, y eso se asocia a mejor salud. “Desde esa línea, uno podría esperar mayor productividad con una fuerza laboral más saludable, y otro beneficio derivado de esto es el gasto en salud, el cual podría verse reducido”, dijo.
Amortiguadores de costo
Respecto a los costos, Bravo sostuvo que una reducción de la jornada a 40 horas semanales, manteniendo inalteradas las remuneraciones, implicaría un aumento del costo salarial por hora de 12,5% por cada trabajador. “Sin embargo, hay algunos factores que amortiguan el alza del costo” agregó.
“La mayoría de los países que han reducido su jornada han agregado medidas de adaptabilidad, y la que más destaca es que han cambiado desde una jornada semanal a una jornada promedio semanal. Eso permite adecuarse de mejor manera, hay periodos donde, por ejemplo, hay mayor demanda y ahí se puede decir que, en promedio, se trabaja 40 horas, pero hay semanas donde se va a necesitar 45 horas y eso se compensa después con jornadas, por ejemplo, de 35 horas” explicó.
Visiones del panel
Luego de la exposición de Bravo hubo un panel de conversación en el que participó Ingrid Jones, economista de Libertad y Desarrollo; Raphael Bergoeing, presidente de la Comisión Nacional de Productividad (CNP); Marcos Rivas, presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech); y David Acuña, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
En su intervención, Jones se mostró preocupada por el contexto en el cual se está impulsando esta iniciativa. “Tenemos un contexto complejo (...) tenemos un conjunto de proyectos que van a venir a colocar más presión, cuando la economía está pasando por un mal momento, todavía tenemos empleos por recuperar, los jóvenes todavía tienen dificultades para poder incorporarse al mercado laboral", dijo, recalcando que de avanzar en esta iniciativa, es clave que se haga con gradualidad y monitoreando la productividad.
Una visión similar entregó el titular de la Asech. Rivas sostuvo que como emprendedores no se pueden negar a mejorar los beneficios de los chilenos “pero el tema es que el contexto es difícil”.
Más optimistas se mostraron Raphael Bergoeing y David Acuña.
Bergoeing, por su lado, planteó que avanzar en una menor jornada, con medidas de gradualidad como lo que se hizo en Francia y Portugal “sería tremendamente positivo y daría una señal para otras discusiones y otras reformas en el país”.
Sus planteamientos fueron complementados por Acuña, quien sostuvo que los trabajadores entienden que una medida así no puede implementarse de un momento a otro. “Nosotros estamos de acuerdo en que tiene que haber una transición en torno al tema de la jornada, pero tiene que ser un periodo prudente, porque está demostrando que funciona, hoy hay empresas que lo están haciendo”, acotó.